La Traviata de G. Verdi

La Traviata de G. Verdi

LíricaTodos los públicos
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Ópera en tres actos de Giuseppe Verdi
Libreto en italiano de Franceso Maria Piave según La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas hijo
Dirección musical: Martin Mázik
Dirección de escena: Aquiles Machado
Dirección artística: Luis Miguel Lainz
Diseño escenografía y vestuario: Alfredo Troisi
Decorados: Talleres Opera 2001
Vestuario: Sartoria ARRIGO (Milán - Italia)
Calzado: Calzature di Epoca (Milán - Italia)
Peluqueria: Mario Audello (Turín - Italia)
Orquesta, Solistas y Coros de la Cia. Lírica Opera 2001 Ballet Español de Murcia (Cía Carmen y Matilde Rubio)
Presentación de la Obra:
Violeta es una de las heroínas más populares de todo el repertorio lírico. Sin embargo, al estrenarse LA TRAVIATA escandalizó: ese panfleto contra la burguesía y sus "vicios" -el juego, las mujeres - conoció un fiasco completo.
LA TRAVIATA es uno de los pocos ejemplos de obras líricas directamente sacadas de una obra contemporánea y, desde ese punto de vista, no es extraño que esta ópera prefigure los dramas de la escuela realista. Independientemente del tema, la partitura se cuenta entre las que muestran al mejor VERDI: la eficacia dramática de la música va acompañada de novedades, sorprendentes en el plano armónico, melódico o rítmico, exhibiendo el compositor una ciencia completamente nueva; el preludio es un ejemplo notable de ello: de golpe, VERDI "describe" lo que será la esencia misma del drama y anticipa su conclusión; como contrapunto a una orquestación brillante que evoca la vida frívola y ociosa de la heroína, aparecen los dos temas mayores de la obra, el del amor y, sobre todo, el de la muerte. Es de resaltar en particular que VERDI procede musicalmente como a contrapelo: ofrece para empezar la imagen sonora de la muerte de Violeta (que retomará en el preludio del último acto); presenta a continuación el eco orquestal de los sufrimientos de la heroína, y más tarde de su amor por Alfredo; para acabar con la despreocupación de la fiesta parisina sobre cuyo fondo se levanta el telón.
Por otro lado, el gran éxito de la ópera reside en la belleza constante de la escritura vocal, especialmente para el papel de Violeta, primero virtuoso, luego de un lirismo apasionado, a veces mórbido, casi suicida; el último acto es especialmente característico de esta nueva "manera" de VERDI, en la que el análisis psicológico se adelanta a las peripecias externas, hallándose el canto como investido por la profundidad de los sentimientos.
Se impone una lectura más profunda de la partitura en su totalidad - injustamente desacreditada por los estetas y a menudo por los profesionales -: las convenciones no están ciertamente ausentes en ella (las intervenciones corales, la cavatina y la cabaletta del "padre noble" en el segundo acto); pero los hallazgos melódicos abundan; no se puede ser insensible a la extraordinaria plasticidad del recitativo, extremadamente elaborado, no ya "narrativo", sino rico en emociones, donde cada nota parece cargada de intenciones.

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